El Identificador de Personas Jurídicas (Legal Entity Identifier, LEI por sus siglas en inglés) es un código único a escala mundial. Se trata de una especie de NIF que sirve para identificar a las personas jurídicas que son partes en las transacciones financieras.

• Es un estándar global.
• Un identificador único y exclusivo de las personas jurídicas.
• Se comprueba con datos de calidad.
• Facilita la trazabilidad de las operaciones financieras.
• Se publica y está al alcance de los usuarios de forma gratuita.

El código LEI deberá obtenerse antes del día 3 de enero de 2018. A partir de esta fecha las empresas que no disponen del código LEI no podrán seguir actuando en los mercados financieros.

Sí, el Código LEI tiene una vigencia de 1 año y se debe renovar anualmente, con anterioridad a su fecha de caducidad.

Todas las personas jurídicas que operen en los mercados mediante instrumentos financieros tienen la obligación de identificarse mediante el Código LEI.

A modo indicativo, operan con instrumentos financieros aquellas empresas que realizan las operaciones siguientes: cesiones de crédito, capital Riesgo, business Angels, crédito, crowd angel, crowdfunding, descuento, fondos de titulización, P2P lending, phantom shares, préstamo participativo, swap, forward, préstamos, etc. Para más detalles, consultar nuestra Tabla de Operaciones Financieras.

Si se dedica a alguna de las operaciones mencionadas anteriormente, con mucha probabilidad tendrá que solicitar un código LEI.

El código LEI se dirige a las “legal entity” (personas jurídicas) y no a las personas físicas. Sin embargo, cabe destacar que el 30 de septiembre de 2015 el Comité de Supervisión Normativa del Identificador de Personas Jurídicas publicó una declaración aclarando las condiciones según las cuales los particulares que actúen en calidad de empresas reúnen los requisitos para obtener código LEI.

Concretamente, las personas físicas operando con instrumentos financieros con un propósito empresarial son susceptibles de tener que obtener un código LEI. Para ello, deberán demostrar que actúan como profesionales siendo, por ejemplo, inscritos en registro mercantil.

Para evitar confusiones se excluyen las personas físicas que actúan con un propósito no profesional (los consumidores) y los profesionales que actúan como empleados aun cuando tienen algún tipo de autorización o licencia otorgada por las autoridades reguladoras.

Al ser un código mundial, las entidades extranjeras deben tener el código LEI. Ahora bien, una persona jurídica no está obligada a utilizar un emisor de código LEI en su propio país. En su lugar, puede usar los servicios de inscripción de cualquier organismo público o privado que esté capacitado y acreditado para validar inscripciones de código LEI.

Tener el código LEI es la garantía de poder continuar su actividad sin preocupaciones legales a partir del 3 de enero de 2018. Aquellas empresas que no tienen dicho código no podrán operar con instrumentos financieros. Efectivamente, para cada operación se requerirá el código LEI de las personas jurídicas que intervienen.

Otras ventajas son la reducción de los costes y la mejora la gestión del riesgo.  Así pues, permite una mayor eficiencia operacional, una reducción de fallos en las transacciones, un mejor tratamiento de los datos, la disminución de los costes de presentación de informes reglamentarios.

Se estima un ahorro para la industria financiera que oscila entre 250 millones y 850 millones de euros.